lunes, 14 de junio de 2010
El Ego
No es fácil la vida para aquel que aplica la ley de la introspección; se debe hallar la disciplina para discernir aquello maligno y contraproducente en la propia mente y tener la valentía de hacerlo a un lado. Qué difícil es tomar nuestras propias culpas. Qué difícil se nos hace día a día plantearnos que tal vez, solamente tal vez, ni el mundo ni la gente está en nuestra contra, y que es más, tal vez nosotros seamos los que nadamos en contra de nuestra propia corriente. El egocentrismo es un arma de doble filo. Aquello que nos aísla de la sociedad es también a veces lo que nos mantiene con vida en situaciones extremas. Sin egocentrismo nos transformamos en nada; la realidad es que cada uno experimenta la vida desde su perspectiva, desde que nace hasta que muere, y nunca jamás llegamos a intercambiar lugares con otra persona. Qué interesante sería si la vida nos pusiera en los zapatos de otro, no? Levantarse a la mañana y ver un rostro desconocido en el espejo, tener que lidiar con otra familia, conocer otra cultura. Si la vida fuese así, entonces no seríamos como somos; no existiría el egocentrismo como lo conocemos. Seríamos todos una masa colectiva de almas intercambiables, todos trabajando en conjunto por el bien de todos, porque nos "convendría" a todos. El rico sabría de compartir sus bienes, ya que un día podría despertarse en la otra punta del mundo sin zapatos y con un hambre que jamás había conocido. Aquel político corrupto podría dejar de robar de una vez, cuando se amanezca en el lugar de un empresario y sepa lo que se siente cerrar la pequeña compañía que tardó años en construir por pagar tantos impuestos que enriquecen el bolsillo de aquellos sin conciencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario