"Dar es dar" dijo alguna vez Fito. Y qué problema posó para el resto de la humanidad. A diario nos hallamos dando todo tipo de servicios, respuestas, satisfacciones y demases a la gente que lidia con nosotros y nos rodea. Indefectiblemente también nosotros somos víctimas del humor y la caridad de los demás. Pretendemos, o al menos la mayoría, que se nos trate como nosotros tratamos a la gente, o incluso mejor. Como nada en la vida es perfecto o justo, es fácil hallar el desbalance. A veces nos encontramos con gente que se sale de su camino para ayudarnos, escucharnos o aconsejarnos, y eso lamentablemente nos sorprende eternamente, así como a veces también nos encontramos a un forro o a un pajero que si bien podría ayudarte, hoy se levantó de mal humor y decide que mejor no te ayuda, y eso le da una extrañísima satisfacción al hijo de puta. El problema más grave que surge en toda esta vorágine social está en la interacción de la pareja. Es realmente catastrófico el efecto que tiene darle muy poca bola, o mucha bola a una persona. Si le das poca bola es falta de interés, y si te le tirás encima te falta el moño y estás regalado. Es prácticamente imposible, o certeramente MUY difícil encontrar la manera de demostrar interés pero dejando un haz de misterio que haga que la persona que te tiene que ver la cara varias veces a la semana te siga bancando/queriendo/soportando. A mi me ha pasado que salir con flacos que literalmente estaban dispuestos a vender su alma por mi, me escribían poemas y boleros, me hacían la comida y me llevaban a cenas románticas para los aniversarios. Yo por mi lado hacía poquísimo mérito para merecerlo. Lo más irónico -y medio triste también- es que esas fueron mis relaciones menos pasionales. Será que soy hija del rigor, pero siempre me gustó un buen desafío: agarrar al chico malo que no te necesita, y de a poco moldearlo hasta la docilidad -aunque no nos engañemos, todos sabemos que nunca se llega a eso, y eso justamente es parte del reto, nunca lo podés ganar al 100%-
Por qué a veces le damos mas a quien menos nos da? Existe el balance o estamos condenados a elegir entre el dependiente o el liberal desenfrenado? Por qué decimos querer al romanticón de la película pero cuando se nos aparece un pibe con un poema en la vida real le huimos despavoridas? Tengo más preguntas que el día que terminé de ver Lost..:(
jueves, 30 de septiembre de 2010
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